En La Oroya existen altas probabilidades de que una mujer no pueda quedar embarazada o
tenga abortos espontáneos por la contaminación con plomo. Hasta la fecha, las
decenas de mujeres intoxicadas con el metal pesado no reciben ningún tratamiento
del Ministerio de Salud. En el marco del Día Internacional de la Mujer, diversas
organizaciones de mujeres de La Oroya, como la Mesa de Diálogo de las Mujeres
de la Provincia de Yauli y la ONG Filomena Tomaire Pacsi, hacen visible
esta situación ante el inminente reinicio de las operaciones de Doe Run.
Según estudios realizados el 2005, la transmisión de plomo de madre a
hijo se daba a través de la placenta y de esta forma los neonatos se contaminaban
del metal pesado en el vientre materno. El doctor Hugo Villa confirmó esta problemática
al realizar un estudio en el que comprobó que más de 75% de 93 niños nacidos en
el Hospital de EsSalud de La Oroya tenían entre 6µg/dl y 10µg/dl de plomo en la
sangre.
Es innegable el impacto negativo que tiene el plomo en la salud femenina. En un estudio sobre “La
toxicidad del plomo y sus efectos en la salud reproductiva, el desarrollo
del feto y la leche materna” de la Universidad de Winsconsin, se registró
que la contaminación con plomo provoca menos fertilidad y capacidad de mantener
un embarazo, abortos espontáneos, muerte de niños al nacer, niños que nacen con
peso bajo y nacimientos prematuros.
Por su parte, el Ministerio de Salud emitió dos resoluciones, en 2005
y 2007, en las que se recomendaba la
implementación de una guía para el tratamiento de pacientes con plomo y su
ejecución inmediata en La Oroya. Anexaba estudios en los que se indican que el
ministerio debería brindar “evaluación
médica integral, dosaje semanal de plomo, evaluación psicológica anual,
evaluación nutricional semestral y de hemoglobina semestral” a los pacientes
intoxicados. Incluso recomienda que se debe “controlar o eliminar la fuente de
exposición (de plomo) en coordinación con las autoridades locales, regionales y
sectoriales”. Sin embargo, los documentos fueron letra muerta.
“Si el Estado reconoce que el
plomo daña a las mujeres y a las niñas ¿por qué no implementa programas de
atención médica constante a estas mujeres?”, se pregunta Sherly Echevarría
miembro de la ONG Filomena Tomaire Pacsi. Y es que el Estado poco o nada hace
en La Oroya. Esther Hinostroza,
directora de la misma institución, dice que el sistema de salud de La Oroya es
precario, que no cuenta con los especialistas, ni con el equipo médico adecuado
para la atención de la contaminación con plomo. “Los controles prepartos, por
ejemplo, son una buena oportunidad para monitorear los niveles de plomo en la
mujer gestante, lamentablemente esto no se está realizando ahora por falta de
equipo y personal especializado”, dice Hinostroza.
Sherly Echevarría y Esther Hinostroza de la ONG Filomena Tomaire Pacsi
Según Echevarría, el año 2006 se registró el pico más alto de
intoxicados con plomo en La Oroya. Aún no se conoce su repercusión en la
fertilidad y en la salud reproductiva de las niñas que fueron contaminadas en
este periodo, se sabe que además del daño en la salud reproductiva, la
contaminación con plomo afecta al cerebro, el sistema nervioso, al estómago y
los riñones. Ingresa al organismo y se almacena en los huesos de 20 a 30 años.
“La población de La Oroya acepta a la fundición porque no está
informada. Si las mujeres supieran exactamente qué ocurre en sus cuerpos por la
contaminación con plomo, dudo que apoyarían a Doe Run”, dice Echevarría. Y es
que el único interés que ha tenido el Estado en informar a las mujeres sobre
los daños que ocasionaría el plomo en su salud, han sido campañas “paliativas”
de prevención como talleres de limpieza de puertas y ventanas de las casas o
charlas informativas sobre cómo lavar las manos de sus niños, “pero nunca se
habló en profundidad sobre los efectos de la intoxicación con plomo”, agrega.
“El riesgo de salud en la que se hallan las mujeres debido a la alta
presencia de contaminación requiere la implementación de unos servicios médicos
que refleja y responda a las necesidades básicas y únicas que necesitan las
mujeres que viven en La Oroya”, termina Echevarría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario