La decisión de la Junta de
Acreedores de Doe Run Perú, tomada el jueves 12 de abril, es consecuencia del comportamiento
irresponsable de esta empresa, que presentó un plan de restructuración que
ponía condiciones inaceptables y que ha sido rechazado. Debe quedar claro que
los únicos responsables de haber llegado a esta situación son los propios
funcionarios de Doe Run y de su casa matriz Renco.
A diferencia de años
anteriores, parece ser que las autoridades del Ejecutivo han entendido que la
empresa no está dispuesta a cumplir con las leyes peruanas y los compromisos
asumidos Esperamos que esta actitud firme se mantenga hasta que se pueda llegar
a una salida final e integral a la problemática generada por Doe Run.
Sin embargo, luego de
tomada la decisión y frente al nuevo escenario se plantean varias interrogantes que deberán ser resueltas en el
más breve plazo de tiempo. Como se sabe, la empresa ha entrado en un proceso de
liquidación en marcha, que supone
preservar la unidad del negocio, es decir que las operaciones continúen y que
los trabajadores conserven su trabajo. Durante un periodo aproximado de 6 meses,
habrá un liquidador que administrará la empresa. Si bien es importante
garantizar el 100 % los puestos de trabajo, no debemos olvidar que la empresa
tiene una deuda importante con La Oroya, tanto en términos ambientales como de
salud pública.
Y Algunas preguntas que
surgen son las siguientes: ¿Quién será el liquidador de la empresa? ¿Qué va a pasar con la construcción de la planta
de ácido sulfúrico pendiente? ¿Cómo se va a garantizar que en esta ocasión si
se cumplirá con los compromisos ambientales?
Seguramente
la empresa seguirá con la demanda de arbitraje internacional contra el Estado
peruano y seguirá insistiendo tercamente para que todos los peruanos asumamos
las múltiples denuncias por afectación a la salud a las que tiene que hacer
frente como consecuencia de su irresponsable comportamiento.
Nuestras autoridades no
pueden perder de vista todas estas variables pues es la única manera de
construir una solución integral para La
Oroya, que preserve la salud de su población y los puestos de trabajo de los
trabajadores del complejo metalúrgico.
En el actual contexto, invocamos
para que todos los actores de La Oroya privilegien el diálogo y se evite todo
tipo de enfrentamiento, hecho de violencia o actos que impidan el libre
tránsito de la población.
Plataforma La Oroya por un Cambio
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