Escribe: Emma Gómez Moreno
Para
la empresa Doe Run Perú (DRP) y su dueño Rennert parece no haber límite alguno.
En efecto, desde que están en el Perú no sólo han logrado que La Oroya sea una
de las ciudades más contaminadas del planeta, sino que han obtenido dos
extensiones de los plazos para el
cumplimiento de su Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA) y así han
postergado de manera indefinida sus obligaciones ambientales, condenando a La
Oroya y a su población a vivir expuesta a una permanente contaminación por
metales pesados. Ha sido tan reprobable su comportamiento que hasta la propia
Sociedad Nacional de Minería la expulsó de sus filas.
No
conforme con esto, DRP encontró en el capítulo de inversiones del Tratado de Libre
Comercio (TLC) con los Estados Unidos una herramienta para obtener una indemnización
millonaria de parte del Estado peruano. En efecto, haciendo uso de los
mecanismos de protección al inversionista extranjero del TLC, ha iniciado un
proceso de arbitraje internacional exigiendo el pago de 800 millones de dólares
por haber recibido un supuesto trato injusto e inequitativo en el Perú.
Luego
de alegar una supuesta crisis financiera y buscar justificar el reiterado
incumplimiento del PAMA, entraron en un proceso concursal ante el INDECOPI,
mediante el cual la junta de acreedores debía definir si la empresa sería
reestructurada o liquidada. Uno de los principales temas era determinar si el
PAMA sería reconocido como acreencia, lo que habilitaría al Estado a participar
en la junta. Finalmente el Ministerio de Energía y Minas (MINEM), en
representación de Estado peruano, fue convocado a la junta por una acreencia de
S/. 439.7 millones precisamente por el incumplimiento del PAMA, convirtiéndose
así en el mayor acreedor de DRP.
El pasado 18 de enero, Doe Run planteó una demanda ante el
Cuarto Juzgado Transitorio Contencioso Administrativo, a cargo de la jueza Enma
Bacilio Salazar, argumentando que el incumplimiento de la construcción de la
planta de ácido sulfúrico, como parte del PAMA, no se puede tomar como una
deuda a favor del Estado peruano, y lo que más bien procede son sanciones
administrativas, y de ninguna manera una obligación patrimonial cuantificable.
El propósito de Rennert es que, mediante vía judicial, se deje sin efecto la
resolución del INDECOPI que reconoció al MINEM como acreedor principal de la
insolvente DRP.
El proceso judicial, en el que según fuentes
del MINEM y del INDECOPI se han registrado irregularidades, ha avanzado
excepcionalmente rápido y la magistrada Bacilio Salazar emitirá sentencia en
los próximos días. Esto es sumamente preocupante si consideramos que el 22 de
agosto la Junta de Acreedores del Completo Metalúrgico de La Oroya se reunirá
para evaluar un nuevo plan de reestructuración financiera de DRP. En caso que la
magistrada resuelva a favor del multimillonario Ira Rennert, el MINEM perdería
la condición de principal acreedor y su lugar lo ocuparía nada menos que Doe
Run Cayman, empresa vinculada a DRP. Es decir, Ira Rennert recobraría el
control de DRP, lo que sería nefasto para La Oroya, los trabajadores y su
población.
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