martes, 12 de junio de 2012

Modernización del Complejo Metalúrgico de La Oroya será clave para reducir la contaminación


Con la liquidación en marcha de Doe Run Perú (DRP), sale a flote una pregunta crucial: ¿Qué inversión tendrá que hacer el  nuevo operador del complejo metalúrgico para no contaminar La Oroya?


El compromiso ambiental que se le deberá exigir al nuevo dueño es la ejecución de un plan de acción que considere la modernización del complejo metalúrgico y el control al 100% de las emisiones fugitivas. El nuevo operador deberá garantizar el cumplimiento de los estándares de calidad ambiental (ECAs) para aire y agua, sobre todo ahora que los ECAs de aire se encuentran en su nivel más bajo en La Oroya. Si lo comparamos con años atrás, en el 2007, la contaminación del aire por material partículado PM10 (partículas de desechos como plomo, cadmio, arsénico, polvo y otros) era de 66.53 µg/dl y el 2012 bajó, considerablemente, a 19.91 µg/dl.

El complejo metalúrgico procesa tres tipos de metales: plomo, zinc y cobre, según su Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA), Doe Run Perú se comprometió a construir tres plantas de ácido sulfúrico para los circuitos de los metales mencionados. Hasta el  2009, DPR había cumplido con la construcción de dos plantas para los circuitos de plomo y zinc. La planta para el circuito de cobre sólo se avanzó en un 57%, esta sería la mayor inversión que debió hacer la empresa para garantizar un medio ambiente limpio, pero no cumplió.

Las plantas de ácido sulfúrico son de vital importancia porque capturan el material particulado, que contiene plomo, arsénico, cadmio y otros metales pesados, antes que salga al ambiente y los precipita con agua. Al capturarlos convierte a los gases en ácido sulfúrico, componente que la fundición reutiliza y vende.  Según información del Ministerio de Energía y Minas, las inversiones estimadas para capturar al 100% los gases de los tres circuitos y para la culminación de la Planta de ácido sulfúrico varían entre US$ 157.81 y US$ 183.52. 

Cabe recordar que la contaminación en La Oroya se ha debido a las emisiones que desde la chimenea principal, ahora paralizada, se emitían diariamente, contaminando con dióxido de azufre, plomo, cadmio y arsénico, el aire, agua y suelo de la ciudad. El 2005, DRP fue notificado como el macroemisor de estos contaminantes, pues contribuía con más del 90%. Definitivamente ello afectó la salud de los pobladores de La Oroya, de las comunidades y la agricultura desarrollada en la cuenca del Mantaro.

Son conocidos los graves efectos en la salud de estos contaminantes, el dióxido de azufre puede causar irritación de las vías respiratorias y ojos, exacerbar los casos de bronquitis y asma y dañar severamente el sistema respiratorio a mayor el tiempo de exposición, el plomo afecta el sistema nervioso central, reduce la capacidad de aprendizaje y genera transtornos en la conducta, el arsénico y el cadmio son cancerígenos pues atacan directamente los órganos blandos.

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