Emma Gómez, de la
Plataforma La Oroya por un cambio, señala que reinicio de operaciones del
Complejo Metalúrgico deberá estar condicionado a la construcción de la planta
de ácido sulfúrico, para garantizar el cumplimiento de los estándares
ambientales y evitar la contaminación en La Oroya.
En los próximos días se
debe definir cuál será el futuro del Complejo Metalúrgico de La Oroya. Por su
parte, la empresa Doe Run presentó una cuarta propuesta del plan de
reestructuración a fin de seguir con la administración del Complejo, que está
en sus manos desde 1998. Esto requerirá de una nueva reunión de la Junta de Acreedores
para evaluar si es aceptada o rechazada. De ser el primer caso, se pondría fin
al proceso de liquidación en marcha iniciado hace algunas semanas.
Al respecto, Emma Gómez
de CooperAcción, institución que forma parte de la Plataforma La Oroya por un
cambio, señala que “sea que se acepta el nuevo plan de reestructuración de Doe
Run o sea que un nuevo operador se haga cargo del complejo, el Estado debe
exigir el cumplimiento de rigurosos estándares ambientales. Ello implica que la
planta de ácido sulfúrico pendiente sea construida antes del reinicio de las
operaciones. No se puede permitir que la historia de contaminación y afectación
a la salud de la población se repita en La Oroya.”.
Para Gómez este cuarto intento de Doe Run de presentar
un plan de reestructuración, que no ha incluido la construcción de la planta de
ácido sulfúrico significa que “la empresa sigue mostrando cero voluntad de
asumir sus compromisos ambientales pues la construcción de la planta debe ser
una condición previa al reinicio de las operaciones. Hacer lo contrario sería
condenar a La Oroya a sufrir un nuevo escenario de contaminación y de daños
irremediables a la salud de su población”.
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