Villa señaló
que tanto Essalud y el Hospital del Minsa no cuentan con aparatos necesarios
para determinar los niveles de contaminación de un paciente, es decir la
población contaminada de La Oroya no puede ser atendida adecuadamente, además
dicha ciudad no cuenta con especialistas y personal calificado.
Ante la
cercanía del ingreso de un nuevo operador del Complejo Metalúrgico de La Oroya,
el neurólogo Hugo Villa, quien trabajó por 29 años en el seguro social de esa
ciudad, advierte que se deben tomar todas las medidas de salud necesarias para
el tratamiento de las personas que han sido afectadas por la contaminación que
por décadas han sido víctimas la población de La Oroya.
Y es que aún
persiste la contaminación de plomo en sangre en los niños y niñas de La Oroya
–aunque haya bajado significativamente desde que la fundición tuvo que
suspender operaciones en el año 2009. La razón es la siguiente: El plomo se
almacena en el organismo por mucho tiempo y porque los suelos de La Oroya
continúan contaminados, producto de la sedimentación producida después de las
emanaciones tóxicas que en su momento arrojó el complejo.
En un informe
presentado por la Dirección Regional de Salud de Junín el 2011, el doctor
Villa recomendó a las autoridades asegurar las mínimas condiciones de
seguridad ambiental, si es que se pretende el reinicio de las labores del
Complejo Metalúrgico de La Oroya. En ese sentido, es importante que se
emprenda, con la debida seriedad y responsabilidad, el tratamiento y
remediación de los suelos (fundamentalmente de La Oroya Antigua en un inicio),
así como se debe exigir al Ministerio de Salud, EsSalud, Gobierno Regional de
Junín el cumplimiento del Programa de Vigilancia Epidemiológica sobre la
contaminación por plomo, otros metales pesados y del arsénico.
“Se debe
hacer el seguimiento de los pacientes contaminados, se debe controlarlos
periódicamente con exámenes y darles reforzamiento alimenticio y en otros
casos, desplazar a la población de la zona”, recomendó Villa quien se refirió
además a las graves deficiencias que presentaba el sistema de salud de La Oroya
durante el tiempo que laboró en esa ciudad.
Recordó que
La Oroya cuenta con un hospital del MINSA, otro de EsSalud y uno recientemente
inaugurado el 2011. Sin embargo, ninguno de ellos cuenta con los aparatos
necesarios para determinar los niveles de contaminación de un paciente. Para
ello hace falta en la ciudad un espectro fotómetro de absorción
atómica, un equipo apropiado para medir los niveles de
plomo, cadmio, arsénico u otros agentes contaminantes en la sangre. Es de
última generación y está valorizado en más de un millón de dólares.
Pero no sólo
la falta de equipos fue determinante para que la población contaminada de La
Oroya sea atendida adecuadamente. El especialista comentó que no hay
personal calificado. “Nunca capacitaron a los médicos. Las autoridades
nunca se interesaron”, dice Hugo Villa. Y es que el sistema de salud de La
Oroya es deficiente.. Hasta cuando Villa estuvo laborando, el seguro sólo
contaba con 30 médicos especialistas en traumatología, cirujanos, pediatras y
médicos generales. No se contaba con ningún urólogo o toxicólogo quienes
podrían haber identificado el estado de intoxicación de los pacientes.
Hugo Villa es
muy enfático en señalar que “sea cual sea la nueva administración del complejo
metalúrgico la condicionante deberá ser el cumplimiento del Programa
de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA). La construcción de la planta de
ácido sulfúrico del circuito de cobre es de suma importancia. Dar suplementos
alimenticios, por ejemplo, no ataca el problema de raíz aunque en algo protege
a los niños. Pero la madre del cordero es la fundición, si no se moderniza, la
contaminación continuará”, dijo.
Hay que
recordar que la contaminación con plomo no se soluciona a corto plazo. El
plomo, que ingresa por las vías respiratorias o por la piel puede llegar a
almacenarse en la médula de los huesos. Difícilmente una persona puede
desintoxicarse completamente del plomo. Una vez que el plomo ingresa al
organismo no hay vuelta atrás.
“La Oroya ha
crecido. No olvidemos que alrededor de la ciudad se están desarrollando otros
proyectos como el de Toromocho. La ciudad tiene nuevos habitantes y dudo mucho
que los hospitales se den abasto para atenderlos a todos”, finalizó el médico.